La toma de decisiones económicas y financieras personales, igual que
en las empresas, debe hacerse con base a determinados criterios de forma tal
que se no se exponga a ningún riesgo la estabilidad de las fianzas personales.
La adquisición de vivienda es una decisión trascendental para una
persona, puesto que para muchas, es la inversión más importante de toda la
vida, y es allí donde posiblemente viva el resto de sus días.
Es por ello que hay que hacer lo necesario para no tomar decisiones
equivocadas, que pueden afectar tanto las finanzas personales como la calidad
de vida.
Todos queremos una buena casa, la mejor casa, y cuando la
disponibilidad de dinero es la mejor, tratamos de conseguir una casa que además
de ser buena, sea barata.
Esta búsqueda nos lleva a comprar en un barrio no tan bueno donde el
precio de las viviendas no es elevado. Hay barrios en los que se pueden
conseguir muy buenas casas a un precio bajo, lo cual en principio es una gran
oportunidad, pero nos olvidamos que el bajo precio obedece precisamente a la
calidad del barrio.
Un barrio determinado puede tener múltiples problemas que hacen que
los precios de sus viviendas sean bajos, aun el de las mejores viviendas.
Lo ideal es comprar una buena casa en un buen barrio, pero eso costará
mucho, seguramente más de lo que tenemos, de modo que hay que buscar la forma
de lograr un equilibrio.
La solución puede ser conseguir un buen barrio y comprar la “peor”
casa, que sin duda tendrá un precio inferior que tal vez se ajuste a nuestro
presupuesto.
La razón es que a mediano o largo plazo, tendremos la posibilidad de
mejorar nuestra casa hasta convertirla en la casa de nuestros sueños.
En cambio, si compramos la casa de nuestros sueños en un
barrio que no es el mejor, la tendremos muy difícil para mejorar el
barrio, por lo que quizás nunca tendremos una verdadera satisfacción.
Siempre es más fácil mejorar la peor casa del mejor barrio que mejorar
el barrio donde se compró la mejor casa.