La vivienda de segunda alcanzó los mayores precios desde que se calcula su valor en el mercado, de acuerdo con el Banco de la República, que mide el índice de precios de la vivienda usada (IPVU).
Según el Emisor, los precios de la vivienda usada subieron 5,1 por ciento en el tercer trimestre del año pasado frente al mismo periodo del 2011, y 2,1 por ciento frente al trimestre inmediatamente anterior.
Estos incrementos son en términos reales, es decir, descontando la inflación.
De esta manera, los precios alcanzaron el mayor nivel desde 1988, que es el primer año para el que se cuenta con estos cálculos.
Durante esas tres décadas, los precios han experimentado altibajos, pero la última fase de alzas de precios se mantiene desde el 2004, y los costos de la vivienda usada en septiembre del año pasado estaban 78 por ciento por encima de los registrados ocho años atrás.
El Banco de la República calcula este índice para Bogotá, Soacha, Medellín, Bello, Envigado, Itagüí y Cali.
Para algunos expertos, este fenómeno en la vivienda usada es un efecto colateral de lo que ocurre en la oferta de vivienda nueva, ya que la misma está pasando por un momento de escasez.
Según Manuel Alfonso Carrillo, de la inmobiliaria Avacol, la falta de proyectos nuevos en ciudades como Bogotá han mantenido una oferta escasa, lo que, a su vez, hace subir los precios.
Y de la mano de los precios de la vivienda nueva suben los de la usada.
“Solo en Bogotá hay 20.000 familias que necesitan soluciones habitacionales, y acceder a una casa nueva resulta mucho más caro que invertir en el mercado de segunda, así estos también tengan precios altos”.
Carrillo también resaltó que el precio de las viviendas nuevas ha venido ‘empujando’ a las usadas.
“Antes, el precio de la vivienda nueva incidía en la usada en un 12 o 18 por ciento, y en algunos casos hasta en un 25. En el ultimo año, el porcentaje que tiene de incidencia la una en el valor de la otra es hasta el 30 por ciento y es por eso que los precios suben, generando un sobreprecio”.
Otro de los factores para evaluar es el precio de la tierra: “En Bogotá, muchas veces lo que vale tanto no es la casa que se tiene, sino el valor de este terreno, ya que frente a la falta de tierra para construir nuevas soluciones, comprar las usadas es una de las alternativa para los constructores”, aseguró Carillo.
Incertidumbre
Entre tanto, las expectativas de los constructores de vivienda para este trimestre mostraron un deterioro en relación con lo observado un año atrás, de acuerdo con una encuesta trimestral de Fedesarrollo.
A la pregunta: “¿en el próximo trimestre espera construir más, menos o igual que el trimestre actual (octubre- diciembre)?”, el balance es positivo en 14,3 por ciento, 0,5 puntos por debajo que un año atrás.
Dentro de los constructores de los diferentes subsectores, los más optimistas tienden a ser los constructores de obras públicas mientras los menos optimistas son los de vivienda.
Tomado de portafolio.com