El
terreno de los AVALÚOS no escapa al efecto bumerán y pandémico del COVID 19.
Cada vez que la economía siente sobre sus hombros el peso de una carga que
conlleve un estropicio a sus estructuras sintomáticas, necesariamente mostrará
su mejor o peor cara, según el caso.
Las
sirenas de la desinformación serán las primeras en acudir emotivamente a las
redes sociales y medios de información, para sentar las cábalas sorpresas de lo
que sobrevendrá, con los más inesperados giros acuartetados tipo Nostradamus.
Pero
veamos lo que está pasando, y lo que sobrevendrá, apoyados no tanto en lo bien
o mal manejada que haya sido la pandemia, sino en la colateralidad de elementos
que concurren en una actividad como los AVALÚOS.
La
crisis mundial se hizo pandémica, cuando los habitantes de todos los países fueron
obligados (OMS) a tomar cuarentenas, intimando a pueblos enteros a mantenerse
encerrados, entrando prácticamente a una parálisis económica mundial. El
mercado cerró sus puertas, con apenas algunas excepciones.
Y
los AVALÚOS también se paralizaron ? Hasta marzo de 2020, los informes inmobiliarios
no mostraban ninguna influencia (influenza) en su curva normalizada de crecimiento
sistematizado regular. A finales de marzo de 2020, simulacros, cuarentenas y
emergencias económicas globales entran a detener las leyes naturales y de
mercado, y la vida económica conocida entra en una nueva dimensión desconocida.
Los
académicos avaluatorios podrán recomendar que para predecir el rumbo de los
AVALÚOS, lo mejor sea mirar las crisis anteriores, y analizar lo que
sobrevendrá. Los menos hablarán de una nueva burbuja inmobiliaria. Los más optimistas
dirán que llegó la hora de hacer avalúos teledirigidos arropados por las nuevas
herramientas de la digitalización y las contra pesquisas de imágenes inversas. Y
las cajas de pandora de los conversatorios surgidos en el paradero de la
pandemia, profetizan avalúos advenedizos salidos de la bola de cristal de los
probables compradores.
Pero
hay variables que deben preocupar a los avaluadores avezados y con gen
avaluatorio a la hora de la VALORACIÓN en PANDEMIA y post Pandemia, y tiene que
ver con la variable 1 que se cierne sobre la longevidad en la cual la pandemia
es sinónima de encierro, la variable 2 que trata con el tanto por ciento del cierre
de la economía de mercado, la variable 3 de las medidas económicas decretadas
por el gobierno de turno, la variable 4 que trata como el efecto postrante de
la economía callejera, y un efecto
variable 5 en el tiempo que la economía tarde en volver a su estado PRE-PANDEMIA.
¿Cómo
aplicar a una realidad PANDÉMICA, POST-PANDEMICA y de relativa NORMALIDAD, las
variables precitadas, que de alguna manera permitan predecir aceptablemente una
realidad de VALOR COMERCIAL creíble y aceptable por parte de la comunidad
inmobiliaria que compra, vende, invierte y usufructúa los productos inmobiliarios
como los avalúos referentes ?
A
diferencia de los cantos de sirena que se escuchan en los diferentes conversatorios
avaluatorios despertados por la pandemia, soy de la creencia que las
metodologías tradicionales aplicadas seguirán vigentes, y cobrarán vigencia a
la hora de fraternizar un AVALÚO COMERCIAL mediante el uso más pormenorizado y
consciente de factores pandémicos obligatorios como homogeneidad, existencias,
uso, edad, mercado, demanda, reposición, complementariedad, importancia
pandémica, etc.
Al final y después del COVID 19, los mercados
tornaran a los estados previos, algo lacerados y medrosos, pero con la convicción
y estrategias mejoradas, que el mundo a diferencia de lo que pensaba el pollo
chiroso, no se acaba, y que la vida continúa.