En los últimos días nos hemos enterado constantemente de proyectos y planes de la administración que tienen como objetivo regular el crecimiento de la ciudad en los límites hoy definidos, sin embargo, lo que no hemos podido escuchar es acerca de un plan metropolitano que la ciudad y los municipios circundantes requieren con urgencia. Ciudad región, la gran Bogotá, etc… varios nombres les han dado con el paso de los años sin embargo no se ha logrado consolidad una estructura territorial ni legal que permita extender los límites de la planeación tradicional en pro de una mejor dinámica urbana.
Lo que sucede con Bogotá y con municipios como Chía, Sopó, La Calera, Cajicá, etc… Se puede resumir en una frase, la ciudad grande y los asentamientos satélite, o ciudades dormitorio. Todas estas ocupaciones, si bien son legales, pueden ser más dañinas para la ciudad que lo que sucede en localidades como Ciudad Bolívar y Bosa.
Los altos costos de la vivienda en Bogotá, la ‘cercanía’ de un entorno campestre a la ciudad son algunos de los motivos por los cuales, siempre personas de estratos altos, se desplazan de la ciudad hacia estos lugares, todo ello soportado en el transporte privado, donde por vivienda pueden llegar a haber hasta 4 carros; lo anterior, se traduce en congestiones hasta en municipios pequeños, más demanda de vías de acceso, contaminación y más importante, que la presión sobre Bogotá seguirá en aumento, frente a la falta de un plan de centralidades en la ciudad y su región metropolitana. Es decir que siempre la misma cantidad de gente tiene que desplazarse a los mismos lugares en las mismas horas, en términos urbanos, un movimiento pendular.
Noticias recientes como la polémica por el túnel hacia La Calera por la 153 demuestran esta situación y además de poner una alarma por los posibles daños al ecosistema frágil de los Cerros Orientales y de suministro de agua, lo que una infraestructura de este tipo haría es incentivar más construcciones tipo urbanización cerrada en los cerros orientales bastante deteriorados.
Así pues, con este panorama, lo urgente sería que se estableciera una mesa entre los alcaldes del área metropolitana para coordinar y volver compatibles las normas urbanas y económicas (Integración entre Planes de Desarrollo, POT´s, LOT, RAPE y Ley de Regalías), para que si en Bogotá se piensa algo –y viceversa- esto sea tomado en cuenta por los otros alcaldes y de esta manera articulada se logre poner a tono lo que pasa en la sabana.
La pregunta que queda es, después de tantos foros especializados, estudios, ¿cuándo vamos a ver la implementación de una norma de este tipo? ¿Qué hace falta? La ciudad no da espera, y más allá de la puesta en marcha o no de la modificación al POT que propone Petro, este plan macro es la base que aseguraría mejores resultados.
Tomado de elespectador.com, del BLOG de Juan Herrera